jueves, 13 de marzo de 2014

Técnica y formato

El formato y la ubicación de una obra mural son piezas clave para lograr su función didáctica, ya que su tamaño está estrechamente relacionado con el impacto que genera en el espectador. Los soportes, ademas de los muros y las paredes, son bases de metal rellenas de cemento, cal y polvo de mármol o arena, ya que se fijan al muro por medio de pernos y ménsulas, procurando dejar una separación entre la base y el muro para evitar el contacto con la humedad que pudiera tener la pared y provocaría cuarteaduras y otros deterioros.


Las técnicas de pintura más utilizadas en el muralismo mexicano fueron el fresco y la encáustica, aunque también se usaron medios como piedras o mosaicos.




El fresco es la técnica más antigua dentro de la pintura mural. Se utilizan pigmentos minerales y agua como medio para mezclarlos y plasmarlos sobre una pared enyesada previamente para obtener una superficie húmeda o "fresca" al aplicar los pigmentos. El artista debe ser sumamente cauteloso al pintar y tiene que calcular cundo la superficie está en condiciones "frescas" perfectas. Si está muy mojada, no absorberá el pigmento, y si por el contrario está muy seca, la pintura no podrá penetrar bien el muro y al secarse se volverá polvo.


La encáustica, que deriva del griego enkaustikos ('grabar a fuego'), es una técnica de pintura que se caracteriza por el uso de la cera como aglutinante de los pigmentos. La mezcla tiene efectos muy cubrientes y es densa y cremosa. La pintura se aplica con un pincel o con una espátula caliente. El acabado es un pulido que se hace con trapos de lino sobre una capa de cera caliente previamente extendida (que en este caso ya no actúa como aglutinante sino como protección).

* imágenes y vídeos de Internet
* textos de Artes Visuales 3 Ed. Castillo


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